MITO: El azúcar moreno es más saludable que el azúcar blanco

FALSO

Las versiones más oscuras de algunos alimentos (pan integral, pasta y arroz integrales, etc.) son mucho más saludables que las refinadas, con un color más claro. Por analogía, lo mismo debería suceder con el azúcar. Y el precio mucho más alto del azúcar moreno parece respaldar el valor para la salud que aportaría. En realidad, la diferencia entre el contenido nutricional de los dos tipos de azúcar es insignificante.

El color del azúcar viene dado por el proceso de fabricación. El azúcar sin refinar extraído de la caña de azúcar también contiene melaza, que tiene un color marrón. Esta luego se refina y se vuelve blanca. El azúcar moreno se crea añadiendo melaza a la versión blanca. Esto básicamente da la diferencia de color y sabor: el azúcar moreno es más dulce y tiene un sabor más intenso, y su textura es más granulada que el azúcar blanco. Sin embargo

, a nivel nutricional, las diferencias son extremadamente pequeñas. El azúcar moreno también se basa en el azúcar blanco, al que se le ha añadido melaza. Si el azúcar blanco contiene un 99,9 % de sacarosa, el azúcar moreno tiene un 97 % de sacarosa, un 2 % de agua y un 1 % de otras sustancias (minerales, hierro, potasio, etc.). Pero para disfrutar de los efectos de estos minerales, tendríamos que consumir una cantidad muy grande de azúcar moreno. En cuanto al contenido calórico, las diferencias tampoco son muy grandes: una cucharadita de azúcar blanco tiene 16 kilocalorías, mientras que una de azúcar moreno tiene 17 kilocalorías.

Independientemente del azúcar que prefiramos, es importante consumirlo con moderación. Nuestro cuerpo no diferencia entre ambos tipos; en ambos casos, se trata de un azúcar que no aporta nutrientes, pero que, si se consume en exceso, puede tener efectos negativos

Iris Maria -Autor Enciclo

Iris Maria

Autora especializada en divulgación de salud basada en evidencia.
La información presentada en este artículo tiene un propósito exclusivamente informativo y no sustituye la consulta, el diagnóstico ni el tratamiento ofrecido por un médico u otro profesional de la salud. Cada persona tiene necesidades diferentes según su edad, estilo de vida y estado de salud; por ello, estos contenidos no deben utilizarse como reemplazo de una evaluación médica profesional.
Más información en la página “Acerca de los autores”