Mito: ¿Es Natural Consumir Leche Después de la Infancia?

FALSO

La teoría detrás de este mito se refiere a los mamíferos que dejan de beber leche tras el destete. Sin embargo , los efectos de beber leche de otros mamíferos en la salud humana no se deducen lógicamente del hecho de que los animales adultos ya no beban leche.

Diversos medios de comunicación también han sugerido que un mayor consumo de leche puede aumentar el riesgo de enfermedades crónicas, como la obesidad, la diabetes tipo 2, las enfermedades cardiovasculares, la osteoporosis y el cáncer.
El escepticismo hacia los productos lácteos y la leche en general se refleja en el creciente consumo de sustitutos lácteos de origen vegetal, como la soja, el arroz, la almendra y la avena.

Los humanos somos el único mamífero que consume leche después del destete.

Este es un argumento acientífico muy popular entre quienes siguen la dieta paleolítica o son veganos, según el cual no es natural que los humanos consuman leche después del destete. Esto se explica por el hecho de que los animales no pueden obtener leche de otros mamíferos.

Por otro lado, los humanos, a lo largo de su evolución y gracias a su inteligencia y capacidad física, han logrado obtener leche de animales domésticos sin dañarlos. Así, se ha observado un proceso de coevolución entre la tradición de la producción láctea y la persistencia de la secreción de lactasa en los humanos.

Tolerancia versus intolerancia a la lactosa

A lo largo de generaciones de consumidores constantes de leche y productos lácteos, se han registrado mutaciones genéticas en el gen que codifica la lactasa, la enzima que digiere la lactosa (el azúcar presente de forma natural en la leche).

Por lo tanto, actualmente se conocen dos fenotipos: persistente y no persistente en la lactasa.

La no persistencia de la lactasa es, de hecho, una condición humana ancestral, característica de todos los mamíferos. La disminución natural de la producción de lactasa es la base del argumento de que los humanos no están «diseñados» para consumir leche después del destete. En los animales, el gen de la lactasa se desactiva gradualmente y se vuelven «intolerantes» a la lactosa.

Por el contrario, la persistencia de la lactasa es un rasgo genético en humanos con transmisión autosómica dominante, adquirido a lo largo de cientos de generaciones, que asegura la continuidad de la producción de lactasa a lo largo de la vida adulta.

En un estudio publicado en 2004, los investigadores descubrieron que los individuos que tenían la mutación que condujo al mantenimiento de la secreción de lactasa dieron a luz a crías que eran un 19% más fértiles que aquellos en los que la mutación estaba ausente. Este gen se considera uno de los más fuertes del genoma, y ​​su selección constituye una estrategia adaptativa para la supervivencia.

Entre las ventajas genéticas de la persistencia de la lactasa se encuentran la reducción de enfermedades asociadas con la deficiencia de calcio y vitamina D, especialmente el raquitismo, y el nacimiento de más crías, mucho más sanas, ventajas debidas a la ingesta adicional de nutrientes de la leche y los productos lácteos. (3), (4), (5)

Se estima que aproximadamente el 35% de las personas mayores de 7-8 años conservan la capacidad de digerir la lactosa, especialmente en la población del norte de Europa.

Las variaciones en los genes que codifican la síntesis de la enzima lactasa dependen de varios factores, por lo que se estima que la prevalencia de hipolactasia en adultos varía entre el 5% y aproximadamente el 100% dependiendo de la región del mundo, los tipos y subtipos étnicos, etc.

Por ejemplo, la persistencia de la lactasa es relativamente rara, por debajo del 40%, en Grecia y Turquía. En contraste, en el Reino Unido y Escandinavia más del 90% de la población puede digerir la lactosa de la leche.

Esta deficiencia de no persistencia de la lactasa se ha compensado con el consumo de productos lácteos fermentados. Los síntomas de intolerancia a la lactosa ( hinchazón, flatulencia, tránsito intestinal acelerado, gorgoteo) con frecuencia están determinados por la fermentación de la lactosa bajo la influencia de la flora intestinal normal, en ausencia de la enzima lactasa para digerirla.

Los productos obtenidos de la fermentación de la lactosa ofrecen la posibilidad de ser consumidos incluso por personas intolerantes a la lactosa asintomáticas. Así, pueden beneficiarse de las ventajas nutricionales de la leche sin riesgo de reacciones adversas.

Se han comercializado variantes de leche dulce sin lactosa (deslactosada), obtenidas mediante la adición de la enzima lactasa, sin eliminar ningún nutriente esencial de la leche.

Sustitutos vegetales comerciales.La leche de vaca tiene un perfil nutricional diferente y suele requerir fortificación para alcanzar el potencial nutricional de la leche convencional.

Por ejemplo, la leche de soja comercial suele elaborarse a partir de aislado de proteína de soja en polvo, reconstituido con agua, al que se le han añadido aceites vegetales, azúcares o vitaminas y minerales para alcanzar niveles de nutrientes comparables a los de la leche de vaca.

Los beneficios de beber leche

En ausencia de contraindicaciones médicas precisas (alergia a las proteínas de la leche de vaca, intolerancia congénita a la lactosa, intolerancia a la lactosa secundaria a afecciones gastrointestinales agudas o crónicas manifiestas, etc.), se recomienda el consumo de leche fresca y sus derivados por sus numerosos beneficios para la salud.

Control de peso

Una dieta rica en leche y productos lácteos, que implica el consumo de tres raciones diarias de productos lácteos, se ha asociado fuertemente con la pérdida de peso, especialmente en el compartimento adiposo, en el contexto de la restricción calórica.

Optimizar la composición corporal en adultos, lo cual puede reducir el riesgo de diabetes tipo 2, se ha asociado con el consumo de queso y diversos tipos de yogur.

Protección cardiovascular y metabólica

Además, el consumo diario de 200-300 ml de leche y/u otros productos lácteos no parece aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares. Es más, se ha encontrado una asociación inversa entre la ingesta adecuada de leche y sus derivados y el riesgo de hipertensión, enfermedad coronaria y accidente cerebrovascular.

Aunque se fomenta el consumo de productos lácteos bajos en grasa en el manejo dietético de enfermedades cardiovasculares y metabólicas, las versiones enteras de estos productos podrían tener un efecto protector contra la diabetes tipo 2 y las dislipidemias.

Según estudios, los ácidos grasos saturados que se encuentran naturalmente en los productos lácteos, respectivamente los minerales que estos alimentos contienen, mantienen bajo control la producción endógena de colesterol LDL en respuesta a la ingesta de productos lácteos enteros y no la aumentan, como se suponía inicialmente.

Puede encontrar más información sobre la dieta DASH, reconocida por sus beneficios cardiovasculares.

El importante contenido de micronutrientes de los productos lácteos, especialmente el calcio orgánico, explica gran parte de sus beneficios cardiovasculares. Si bien las alternativas vegetales a la leche están fortificadas con calcio, este se encuentra en forma inorgánica, lo que podría aumentar el riesgo cardiovascular.

Mantener la salud ósea

Una ingesta adecuada de proteínas de alto valor biológico, calcio, fósforo, magnesio, manganeso, zinc y vitaminas D y K contribuye a mantener la homeostasis del metabolismo óseo. Todos estos, excepto la vitamina D, se encuentran en concentraciones ideales en la leche y los productos lácteos.

Lácteos y riesgo de cáncer

Con el tiempo, los estudios han arrojado resultados contradictorios sobre el papel del consumo de leche y productos lácteos en el inicio o la prevención del cáncer.

Sin embargo, en los últimos años, la evidencia sobre la relación entre el consumo de lácteos y el riesgo de diversos tipos de cáncer (de mama, colorrectal, de vejiga, de ovario, de pulmón y de páncreas) ha sido inconclusa e inconsistente.

Algunos estudios incluso sugieren una asociación inversa entre el consumo de lácteos y el riesgo de cáncer gástrico, colorrectal, de vejiga y de mama. Los beneficios son mucho mayores en las mujeres. En el caso de los hombres, el efecto protector del consumo regular de lácteos en la reducción del riesgo de cáncer colorrectal supera el riesgo potencial de cáncer de próstata.

El consumo de leche y productos lácteos es un componente esencial de una dieta sana y racional, tanto para asegurar una ingesta óptima de nutrientes como para reducir numerosas enfermedades crónicas asociadas a un estilo de vida inactivo y a dietas modernas formuladas en base a tendencias nutricionales no científicas.

Iris Maria -Autor Enciclo

Iris Maria

Autora especializada en divulgación de salud basada en evidencia.
La información presentada en este artículo tiene un propósito exclusivamente informativo y no sustituye la consulta, el diagnóstico ni el tratamiento ofrecido por un médico u otro profesional de la salud. Cada persona tiene necesidades diferentes según su edad, estilo de vida y estado de salud; por ello, estos contenidos no deben utilizarse como reemplazo de una evaluación médica profesional.
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