Historia de Afganistán
Historia de Afganistán: del Estado durraní a las guerras anglo-afganas, la ocupación soviética, el auge talibán y la compleja transición política tras 2001.
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Revisión editorial: Editor en jefe — Enciclo ( Quiénes somos )
Última actualización: 21 de agosto de 2025
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Panorama inicial de la historia de Afganistán
Afganistán ocupa un corredor montañoso clave entre Irán, Asia Central y el subcontinente indio. Su posición geográfica lo convirtió en cruce de rutas y ambiciones imperiales: del Imperio persa a las redes comerciales kushanas, pasando por reinos y confederaciones tribales que moldearon una identidad política propia.
Desde 1747, con Ahmad Shah Durrani, emerge el proyecto de un Estado afgano que, entre pactos tribales y guerras de frontera, intenta estabilizar instituciones y límites.
En los siglos XIX y XX, el país entra de lleno en el “Gran Juego” entre potencias, vive modernizaciones autoritarias, y sufre golpes de Estado, revolución y guerra. Tras 2001, se abre una etapa de transición compleja, todavía marcada por herencias de conflicto.
Periodización y claves
Siglos XVIII–XIX: formación del Estado y choques con el Imperio británico.
1880–1933: centralización autoritaria y comienzos de modernización.
1933–1978: monarquía, neutralidad y reformas.
1978–1989: revolución y ocupación soviética.
1989–2001: guerra civil y ascenso talibán.
2001–2002: caída del régimen talibán y arreglo político inicial.
Una nación afgana (1747–1838)
Con la muerte de Nadir Shah, los contingentes afganos regresan a su tierra. En 1747, Ahmad Khan Abdali es elegido en Kandahar y adopta el título Durr-i-Durran; su tribu pasa a llamarse Durrani. Durante veinticinco años, Ahmad Shah Durrani expande y defiende un imperio que, en sus mejores momentos, abarca desde el Amu Daria al mar Arábigo y del Herat histórico al Punjab.
Autoridad y legitimidad
El liderazgo durraní se sostiene en alianzas tribales, botines de campaña y una reputación de protector de fronteras. La figura de Ahmad Shah recibe el título de Baba (“padre de la nación”), y el trono queda dentro de su linaje, aunque no sin disputas sucesorias que erosionan cohesión y control.
Disgregación y pugnas internas
Tras la muerte de Ahmad Shah, la competencia entre herederos debilita el centro. Para 1818, la capital Kabul cae en manos de los barakzai, encabezados por Dost Mohammad, que se consolidará como emir y árbitro de la política afgana.
Dost Mohammad y el “Gran Juego” (1818–1838)
Dost Mohammad, uno de los 21 hijos del jefe barakzai, impone su autoridad sobre Kabul y es reconocido gradualmente como emir (1837). La rivalidad anglo-rusa por el acceso a la India sitúa a Afganistán en el corazón de una disputa estratégica.
Cortes diplomáticas y decisión británica
En 1837 coinciden misiones diplomáticas británica y rusa en Kabul; la audiencia al enviado ruso precipita la retirada británica y la decisión del virrey de la India (Lord Auckland) de intervenir militarmente para restaurar a Shah Shuja, un durraní considerado más dócil. Comienza así el primer intento británico de imponer un orden afín en Afganistán.
Guerras anglo-afganas (1838–1842 y 1878–1881)
En 1839, tropas británicas toman Kandahar y Kabul, reinstalan a Shah Shuja y apresan a Dost Mohammad (1840). Sin embargo, el control es precario.
La retirada de 1842
En enero de 1842, una columna de unos 4.500 efectivos abandona Kabul rumbo a la India: casi todos mueren en el trayecto. Los británicos reocupan Kabul brevemente ese verano por orgullo estratégico, pero pronto restauran a Dost Mohammad (1843), que gobierna con relativa estabilidad por dos décadas.
La segunda guerra (1878–1881)
La acogida de una misión rusa por Sher Ali (sucesor de Dost Mohammad) provoca nueva invasión. El Tratado de 1879 con Yakub Khan cede exteriores a Londres y acepta embajada británica en Kabul, pero el asesinato del enviado británico desata más campaña. Finalmente, los británicos aceptan a Abdurrahman Khan como emir (1880) y se retiran (1881) sin haber conseguido una tutela duradera.
Abdurrahman Khan y la consolidación (1880–1933)
Abdurrahman, nieto de Dost Mohammad, gobierna con mano firme, centraliza autoridad y busca modernización selectiva apoyándose en tecnología y capital foráneos. Le suceden Habibullah (1901–1919) y luego Amanullah (1919–1929).
Independencia y reformas
Tras la Primera Guerra Mundial, Afganistán exige reconocimiento de plena independencia. La breve Tercera Guerra Anglo-Afgana culmina con el Tratado de Rawalpindi (1919), que la reconoce.
Amanullah impulsa reformas de corte europeo, pero enfrenta resistencias; abdica y parte al exilio en 1929. Nadir Khan restaura el orden y es asesinado en 1933; le sucede su hijo Zahir Shah.
Zahir Shah y Daud Khan (1933–1978)
Durante cuatro décadas, Zahir Shah mantiene neutralidad en la Segunda Guerra Mundial y, luego, equilibra en la Guerra Fría. Estados Unidos y la URSS financian infraestructura en competencia. Mohammed Daud Khan, primo y cuñado del rey, es primer ministro desde 1953, impulsa proyectos y una agenda nacionalista.
Reformas políticas y tensiones
Daud dimite en 1963 por tensiones con Pakistán. La constitución de 1964 instaura monarquía constitucional, elecciones (1965, 1969) y un ejecutivo responsable ante un parlamento bicameral.
A comienzos de los setenta, sequía, hambruna y estancamiento abren la puerta al golpe de Daud (1973), que proclama la república y busca una política exterior menos dependiente.
La nueva constitución (1977) lo eleva a presidente, pero es percibida como retorno a prácticas patrimoniales. En 1978, un levantamiento izquierdista lo derroca.
Reforma y reacción: la revolución de 1978 y la crisis (1978–1979)
El golpe (Saur) coloca en el poder a la coalición marxista entre Khalq y Parcham. Nur Mohammad Taraki asume liderazgo con Hafizullah Amin; Babrak Karmal es enviado al extranjero. La agenda de reforma acelerada (igualdad de género, redistribución de tierras) provoca resistencias sociales y religiosas.
El régimen reprime a Parcham y a opositores; estalla la insurgencia yihadista. En 1979, Amin desplaza a Taraki; la anarquía crece y la URSS decide intervenir.
Ocupación soviética y la resistencia (1979–1989)
En diciembre de 1979, tropas soviéticas entran a Kabul; Amin cae y Moscú instala a Babrak Karmal. La guerra enfrenta al Ejército Rojo y fuerzas afganas contra múltiples grupos muyahidines que, en 1985, se coordinan desde Peshawar.
El conflicto devasta el país y expulsa a millones como refugiados a Pakistán e Irán. Con Gorbachev, la URSS intenta salida política: Karmal es reemplazado por Mohammad Najibullah. En 1988, Moscú decide retirar tropas; el último contingente cruza el Amu Daria en febrero de 1989.
Guerra civil y ascenso talibán (1989–2001)
Najibullah resiste hasta 1992; Kabul cae y se proclama un Estado Islámico. Las facciones se fragmentan y la capital sufre bombardeos intermitentes.
En 1994 surge el movimiento talibán en torno al mulá Mohammad Omar. Con base pashtún y respaldo de redes transfronterizas, toman Kandahar, luego Herat (1995) y Jalalabad (1996); en septiembre de 1996 ingresan a Kabul, ejecutan a Najibullah y controlan cerca del 90% del territorio.
La Alianza del Norte mantiene resistencia en el noreste. El régimen impone una interpretación ultraestricta de la sharía, limita drásticamente derechos de las mujeres y aplica castigos corporales.
Guerra contra Al Qaeda y transición política inicial (2001–2002)
Tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, Estados Unidos exige la entrega de Osama bin Laden y el cierre de campos de Al Qaeda. Ante la negativa, el 7 de octubre inician bombardeos (Operación Libertad Duradera), apoyando a la Alianza del Norte.
En noviembre cae Mazar-e-Sharif; Kabul es retomada días después; Kandahar cae el 7 de diciembre. Bin Laden y el mulá Omar escapan; se combate en Tora Bora.
A comienzos de 2002, los campos de Al Qaeda en Afganistán están desmantelados y el régimen talibán ha caído.
Bonn, Loya Jirga y la figura de Karzai
Bajo auspicio de la ONU, las facciones afganas acuerdan en Bonn un gobierno interino encabezado por Hamid Karzai (22 de diciembre de 2001). La Loya Jirga lo ratifica como presidente en 2002. Se inicia reconstrucción institucional y de servicios, en medio de persistente inseguridad, intentos de magnicidio y desafíos de gobernanza.
Preguntas frecuentes
- ¿Cuándo se consolida el Estado afgano moderno?
En 1747, con la elección de Ahmad Shah Durrani en Kandahar, que funda una monarquía apoyada en alianzas tribales y campañas de frontera. - ¿Qué fue el “Gran Juego” y por qué afectó a Afganistán?
Una rivalidad del siglo XIX entre el Imperio británico y Rusia por influencia en Asia Central y acceso a la India; Afganistán fue zona tampón y escenario de expediciones e injerencias. - ¿Por qué fracasaron las intervenciones británicas?
Subestimaron la resistencia tribal y la dificultad de sostener un régimen títere en un territorio montañoso con redes locales de poder y lealtad. - ¿Qué detonó la invasión soviética de 1979?
La inestabilidad del régimen surgido del golpe de 1978, la insurgencia generalizada y el cálculo geopolítico de Moscú; buscó apuntalar a un aliado, pero abrió una guerra larga. - ¿Cómo surgieron los talibanes?
En 1994, desde círculos religiosos y redes de estudiantes coránicos (talib), principalmente pashtunes; prometían orden e incorruptibilidad, pero impusieron un régimen extremadamente restrictivo. - ¿Qué cambió tras 2001?
Cayó el régimen talibán; se desmantelaron campamentos de Al Qaeda y se formó un gobierno interino con apoyo internacional, abriendo una etapa de reconstrucción y transición política.
Qué sabemos sobre historia de Afganistán
La historia de Afganistán combina una fuerte tradición tribal y religiosa con proyectos estatales que alternan centralización y autonomía local.
Desde Ahmad Shah Durrani hasta la transición de 2001–2002, el territorio ha sido espacio de cruce entre imperios y potencias, y laboratorio de reformas ambiciosas con resistencias internas. Las guerras anglo-afganas anticiparon el patrón de intervenciones fallidas; la ocupación soviética y la guerra civil posterior consolidaron redes armadas y fracturas.
La caída del régimen talibán en 2001 abrió un nuevo ciclo institucional, aún frágil, que depende de la capacidad de integrar pluralidad étnica, seguridad y desarrollo en un marco común.